Hay muchas personas que dicen “odio los lunes”, y existen montones de chistes y memes sobre el día más odiado por todos. Sin embargo, yo no odio los lunes. Simplemente he aprendido a aceptar que no es mi mejor día de la semana. Y aceptarlo me ha ayudado mucho.
Como madre, es natural que los fines de semana estén llenos de actividades. Entre las actividades extracurriculares, cumpleaños, visitas a familiares, fiestas, iglesia, etc., son 48 horas repletos de cosas por hacer y lugares a dónde ir. Luego llega el lunes, y hay que regresar a la rutina, pero nuestros cuerpos no están listos para regresar a la rutina porque todavía estamos cansados de todas las actividades que tuvimos.
Yo no estoy immune a esto, también estoy cansada los lunes. Pero estas son algunas de las cosas que hago para que los lunes no se conviertan en tanto stress:
- Acepto que no voy a lograr mucho. Si trato de hacer demasiado, voy a estar más cansada.
- Planifico las comidas con anticipación. Trato de guardar las sobras de las comidas del fin de semana y las utilizo el lunes.
- No hago compromisos los lunes. Hay muchas personas que los lunes tienen citas médicas, y hacen diligencias y las compras semanales, pero yo trato de dejarlas para otro día, a menos que sean necesarias.
¿Es la manera más productiva de aprovechar un lunes? No, yo nunca utilicé las palabras “productividad” ni “aprovechar el tiempo”. Simplemente hago lo que tengo que hacer los lunes, y utilizo el resto del tiempo para descansar y recuperarme. Luego el martes me levanto lista para la semana. Y con menos stress. 🙂
Y tú, ¿qué opinas de los lunes? ¿Cómo los superas? Deja tus opiniones en los comentarios.
—
Este post es parte del reto del National Blog Post Month de BlogHer. Todos los días del mes de noviembre compartiré una historia en el blog. #NaBloPoMo
Sigue también a mi compañera Lezeidarís de Ser Madre PR.
No comments yet.