La semana pasada concluyó el torneo internacional “Clásico Mundial de Béisbol”. En Puerto Rico estuvimos muy pendientes a este torneo, ya que nuestro equipo cualificó para el juego final junto con la República Dominicana. Recuerdo que esa noche, las redes sociales estuvieron repletas de mensajes de apoyo, ánimo y hasta memes y comparaciones entre los equipos finales. Mi favorito fue “mofongo vs. mangú”, jeje.
Al final de la noche, la República Dominicana ganó el juego y se coronaron campeones. Tan pronto terminó el juego, pude notar dos tendencias en los mensajes que aparecían en las redes sociales. Algunos felicitaban a ambos equipos y se sentían muy orgullosos de que Puerto Rico sea sub-campeón del torneo. Otros se mostraron muy molestos porque Puerto Rico había perdido. Vi mensajes como “tanto nadar para luego morir en la orilla” o “demostraron que Puerto Rico no es el mejor” o “no pudieron con la República Dominicana”.
Sin embargo, hubo un mensaje en específico que me chocó. Una persona escribió en Facebook “amigos, no escriban la frase ‘por lo menos’. Sería contribuir al usual conformismo.” Luego añadió “escuché que celebran campeón y sub-campeón, pero yo no tengo celebración, aunque el campeón sea del Caribe.” (Estoy parafraseando sus palabras para proteger su identidad.)
Estoy tomando a esta persona de ejemplo, pero no fue la única persona en reaccionar así, fueron muchos. Tuve que parar y analizar sus palabras. Aparte de su actitud de frustración – que es entendible – no sé por qué, lo primero que pensé fue “esta persona tiene hijos. ¿Será así de exigente con ellos? Si ellos no ganan alguna competencia deportiva, o la feria científica, o no sacan todas A, ¿reaccionará de la misma manera con ellos?”
Sé que existen muchos padres así. Mi mamá era muy exigente conmigo, y siempre utilizaba mi capacidad como excusa. La frase que escuché mucho toda mi vida fue “yo sé que tú puedes hacer más que esto.” En gran parte, yo le agradezco que me haya empujado a ser mejor, porque la mayoría de las veces ella tenía razón – yo sí podía ser mejor. Pero algunas veces, por más que tuviera la capacidad, no era la mejor, y con la frustración de tener que admitirlo, quería recibir la aprobación de ella, y el consuelo de que ella me apoyaba sin importar los resultados.
Recordé un post que leí hace un tiempo en el blog de mi amiga Melanie titulado “Practice Makes Better…Not Perfect.” Yo me identifiqué mucho con este post, porque Lil Man también ha demostrado frustraciones exageradas al ver que algo no le sale perfecto, o rehúsa hacer algo por miedo a fracasar. No sé si es algo natural en él, o si es una conducta aprendida. A veces pienso que es mi culpa por decirle “no, esto no te quedó bien, tienes que intentar de nuevo.” Pero entonces, ¿cómo lo motivo a esforzarse sin frustrarlo? ¿Hasta qué punto es motivación, y desde qué punto es abuso?
Mi amiga Dra. María Isabel Pico Palou, que es Psicóloga Clínica, también cree que este es un tema muy delicado y que hay que introducir poco a poco:
Cuando los niños son pequeños (3 a 5 años), no se les debe dar esa tensión, hacen deporte por socializar y divertirse. Cuando ya son atletas (6 años en adelante) utilizan la meta de ganar como factor motivante, entonces perder es una derrota inaceptable. Como en todo, está en los padres prepararlos para aceptar las derrotas y enseñarles a ver el lado positivo. Realmente cuando perdemos, aprendemos más.” – Dra. María Isabel Pico Palou, Psicóloga Clínica
Ella utilizó el ejemplo específico de los deportes, pero esto aplica a todas las áreas de sus vidas. Mi consejo para ti es, no acostumbres a tus hijos a ganar siempre. Enséñales cómo perder sin que se les afecte su espíritu y motivación. Porque terminar en segundo lugar no sólo está bien, sino que es un logro increíble!
* Fotos: Microsoft
Estoy muy de acuerdo contigo. En la vida siempre vamos ganando aunque a veces no sea tan obvio. Aun cuando perdemos ganamos experiencias que nos ayudarán a ser mejores seres humanos. Trato de enseñar a mis hijos sacar el lado positivo de las cosas y mantenerlos motivados para mejorar. Pero, como bien mencionas es dificil mantener el balance. Gracias por hablar sobre este tema.
Uff! Esto es de las cosas más difíciles para enseñar a nuestros hijos. Competir contra El “peer pressure” es horrible. Hay que ser consistente y estar siempre ahí para nuestros hijos. Hay que hacerles conocer también a los que no eran los primeros, pero llegaron mucho más lejos que los demás. Escribí algo de eso, sobre los niños que no se llevan todas las medallas: Albert Einstein, Winston Churchill, entre otros.