Hace más de un mes que no escribía. La realidad es que he estado bastante ocupada, ya que hace dos semanas nos mudamos de casa. Todos los que han pasado por eso saben que es un proyecto enorme, y muchas veces es muy difícil acostumbrarse, especialmente cuando llevabas muchos años viviendo en un solo sitio. Eso somos los adultos – los niños son impredecibles. Hay algunos que no le temen al cambio, y siguen actuando como si nada hubiese pasado, y hay otros que no les gusta para nada. Pero de todos modos hay que estar pendientes y tratar de ayudarlos para que el cambio sea lo menos traumático posible.
Cuando le dijimos a “lil man” que nos íbamos a vivir a otra casa, lo primero que preguntó fue por qué. No sabía qué contestarle, ya que él no iba a entender las razones verdaderas. Le expliqué que otras personas iban a vivir en nuestra casa, y que nosotros íbamos a vivir en una nueva. Traté de enfatizarle todas las cosas diferentes y mejores que tenía la casa, para que estuviera motivado. Le hablaba constantemente de la nueva casa, y todas las cosas que tenía. Lo llevé al parque de la urbanización, y le encantó. Cada vez estaba más motivado por mudarse, y a cada rato me preguntaba cuándo nos íbamos a la nueva casa. Cuando empezamos a empacar todas las cosas en cajas, nos preguntaba por qué estábamos guardando las cosas, y le decía que teníamos que guardar todo para poder llevarlo a la nueva casa. Le expliqué que teníamos que recoger sus juguetes para ver cuáles nos íbamos a llevar y cuáles le íbamos a dar a los niños más pobres. Me quedé muy impresionada cómo él me ayudó a recoger los juguetes, y él mismo me decía cuáles ya no usaba y cuáles eran “de bebé” para regalarlos.
El día de la mudanza, él estaba super emocionado al ver que llegó tanta gente a la casa a ayudar. Subía y bajaba las escaleras para hablar con todos, y les daba instrucciones de qué se podían llevar y dónde ponerlo. Fue un muy buen supervisor, jajaja.
Una vez nos mudamos, yo trataba de mantenerlo ocupado y enseñarle todas las áreas de la casa donde podía jugar. Su actitud en general fue bastante buena. Hasta ahora no ha preguntado por su otra casa, lo que me hace pensar que aceptó la mudanza. Pero he notado que el cambio de ambiente sí ha tenido un efecto en su comportamiento. Lo veo mucho más activo que antes: sale al patio y a la calle mucho más que en nuestra casa anterior, y hasta se la pasa caminando descalzo, algo que antes no quería hacer. Esto obviamente es algo positivo. Sin embargo, con este cambio en comportamiento también he notado que su actitud ha cambiado un poco, no necesariamente para bien. Está mucho más retante, y se me hace mucho más difícil hacer que siga las instrucciones. En ocasiones se me sale un poco de control. Hablé con sus terapistas y ambas estuvieron de acuerdo que podría ser el cambio de ambiente. Aunque lo ha tomado bien, quizás esté compensando al tratar de ser demasiado activo. Yo espero que sea así. Me encanta que esté más activo, pero por favor, ¡hazme caso!
¿Alguna vez han pasado por esto? ¿Cómo han reaccionado sus chicos con cambios grandes?
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