La semana pasada compartí mis sentimientos de que mantener un blog activo no es fácil. Bloggear como tal sí lo es – si te estás desahogando o escribiendo sobre un tema que te apasiona, escribir es mucho más fácil y sale naturalmente. Son todas esas otras cosas adicionales las que toman tiempo. Recuerdo cuando comencé en las redes sociales, que mi mamá no paraba de criticarme. Ella, como piensan muchas personas, entendía que como yo me la pasaba día y noche en Facebook, Twitter y “sabrá Dios qué otra pocavergüenza de esas”, estaba siendo irresponsable ante mi esposo, mi hijo y mi casa.
Pues ella no está tan lejos de la verdad. Puede que ella ya haya entendido que el yo estar conectada a las redes sociales sí es parte de mi trabajo, y que no estoy “perdiendo el tiempo”. Pero a veces me siento que estoy fallando en las responsabilidades de mi casa y mi familia. Es un balance muy delicado – si atiendo mi blog y mis seguidores en las redes sociales, dejo de atender a mi familia, y si atiendo a mi familia, dejo de atender mi blog y mis seguidores.
¿Cómo lograr ese balance? Tristemente, haciéndolo todo y organizándome bien. Yo no soy una persona madrugadora, así que si me conecto por las mañanas, es sólo un momento antes de despertar a Lil Man. Mientras él está en la escuela, trato de conectarme lo más posible, pero siempre hay diligencias y cosas que hacer en la casa. Luego de buscar a Lil Man a la escuela, ya me desconecto por completo para poder atenderlo, hacer las tareas de la escuela, cocinar, jugar, y hacer la rutina nocturna. También buscamos a Papá al trabajo y cenamos juntos en familia. Una vez Lil Man está acostado, tengo que terminar de recoger y limpiar, además de atender a mi esposo. No es hasta muy tarde que logro sentarme en la computadora a trabajar.
Y entonces, ¿cuándo blogueo? Casi nunca. Quizás a la 1am. Quizás en mi teléfono mientras estoy esperando en una cita médica o esperando que Lil Man salga de la escuela. Muchos de mis posts los escribo en varias tandas, porque los voy escribiendo poco a poco mientras tengo unos minutos. En fin, cuando puedo. Y a veces, hasta dejando de dormir.
Pero lo hago y lo seguiré haciendo, porque es lo que me gusta. Y cuando haces algo que te gusta, todos los sacrificios valen la pena. Pues, como dije la semana pasada: ¡más café, por favor!
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Este post es parte del reto del National Blog Post Month de BlogHer. Todos los días del mes de noviembre compartiré una historia en el blog. #NaBloPoMo
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Jaja es cierto!!! Entre una cosa y otra se le va el día a uno. Yo llevo como 2 semanas super ajetreada y no he podido terminar un post q tengo pendiente. Y aunque sí madrugo, es porque tengo q atender los nenes. Y ya se me están cerrando los ojos antes q ellos se acuesten… Lol
Que bonita iniciativa!!.. Es cierto a veces pasa que uno no tiene claro sobre que hablar, lo bueno que llega la inspiración.
La historia de mi vida! Gracias por compartir! Me siento totalmente identificada y aliviada porque ya no estoy tan SOLA!
Un abrazo cibernético!